Ir al contenido principal

Pasión, placer y sudor.

        Entras cierras la puerta y apagas la luz, la temperatura sube significativamente unos cuantos grados en aquella habitación.

Me ordenas qué me quite aquella camisa, y desabrochas mi sujetador, tu chaqueta cae al piso y tu boca reclama la mía. Otras prendas de ropa caen al piso; jadeante sigues tu camino hacía mis senos, dulce juego de placer.
Mis manos viajan hacía tu espalda, puedo sentir cada movimiento de tus músculos. Sigues tu camino hacía mis caderas, de mis labios escapa un gemido, sentimientos fuertes empiezan a florecer; la temperatura sigue subiendo, otras prendas de ropa siguen cayendo al piso.
Piel con piel, nos encontramos en aquella cama, espalda arqueada, derrochando pasión, derrochando lujuria, deseo.
—Tómame. –Logro decir entre jadeos. 
        Sin más rodeos me reclamas como tuya, puedo sentir el placer en mi abdomen creciendo, intenso, fuerte. Embestidas rápidas, besos fugaces. No resisto más, mis uñas en tu espalda, jadeante me aferro al primero orgasmo.
—Sigue, no pares, por favor.
Las cosas cambian, ahora soy yo quien lleva el mando. Puedo sentirte, me gusta sentirte. Colocas tu manos al rededor mi cuello, causando aún más placer, no entiendo como es posible esto. Me haces sentir como una diosa, soy una diosa, y tu eres un Dios. Guío los movimientos, disfruto tu cara, llevada por el placer del momento.
Movimientos rápidos, movimientos lentos. Puedo sentir gotas de sudor bajando por mi espalda, en mi pecho, por mi frente... Puedo sentir tu respiración acelerada junto con la mía, puedo sentir cada embestida más fuerte qué la anterior, y tus manos y dedos haciendo magia con mi cuerpo. 
Mis movimientos se convierten cada vez más un poco violentos y rápidos, casi salvajes.
—Eres mía. –Tu voz es más ronca.
En medio de un gemido logro responder —Soy tuya.
Más movimientos rápidos y fuertes, casi bruscos. Nuestros cuerpos están cubiertos de una fina capa de sudor, por el esfuerzo, por el sexo.
—¡Carajo!
Una sola palabra y una sensación es lo qué necesito para saber que alzaste el clímax, que has llegado al orgasmo, y yo junto a ti.
Respiraciones entrecortadas es lo único que se puede escuchar en aquella habitación a oscura, junto con el fuerte golpetear de nuestros corazones.
Nos fundimos en un beso, así es como acaba nuestro encuentro.

Comentarios

Post populares

El lado oscuro...

         No puedo explicar en que momento empezó todo, no tengo alguna fecha o una hora exacta que haga referencia, solo empezó y ya. Primero fue la tristeza, en mi vida había constantemente tristeza, la felicidad ya no formaba parte de mi, no formaba parte de lo que era yo, ni siquiera momentáneamente, simplemente ya no existía. La tristeza había llegado y se había instalado en mi, todo empezó poco a poco, supongo, pero para cuando ya me había dado cuenta solo estaba ahí, consumiendo cada pequeña parte de mi.  Y es que eso me llevó a los siguiente, que fue el enojo, me sentía enojada, me sentía molesta de qué estuviese triste todo el tiempo, de que no hubiese felicidad o cosas buenas en mi vida, me molestaba, me enojaba, tenía mucha furia en ni interior, en mi solo habitaba la tristeza y el enojo, el amor también había quedado a un lado, y eso me causa también mucho enojo, y no entendía cuando había ocurrido todo esto, pasó todo de una manera muy silenciosa. Luego, simplem

Suspiro...

                    Suspiro por mi, porqué no aguanto el aire que se encuentra en mis pulmones. Suspiro por ti, ya que siento que me ahogo el mar de sentimientos y emociones.  Suspiro porqué no sé que hacer. Suspiro por el amor, porqué tengo tanto amor acumulado, y no existe una persona aún a quien pueda expresarlo, de alguna forma hay que expulsarlo. Pero también suspiro por el miedo, que no voy a hablar mucho de el ya que me produce terror, pero suspiro, porqué dejo salir parte de ese miedo, suspiro para dejarlo a un lado. Suspiro porqué ya no sé que pensar. Le suspiro a la vida, le suspiro a la muerte, qué siempre he tenido uno y he adorado a la otra. También le suspiro al bien y al mal, al balance que crea, suspiro porqué se que en mi hay más mal que bien. Suspiro porqué me hace bien.